"EXPERIENCIAS
ESCOLARES EN LAS MASÍAS DE EJULVE EN LOS AÑOS 30 Y 40 DEL PASADO
SIGLO". Comunicación presentada en el "Coloquio: mases y
masoveros, pasado, presente y futuro". Molinos (Teruel) 22, 23
y 24 de octubre de 2004.HERNÁNDEZ SESÉ, Ángel (coordinador: "Mases y Masoveros" CEDDAR,Zaragoza 200 (págs.227-241).
Presentación.
Si
bien es cierto que la investigación histórica en nuestros pueblos
se ve enormemente dificultada como consecuencia de la escasez o por
la ausencia casi total de documentación original, hay numerosos
aspectos relacionados con el pasado más inmediato a los cuales
podemos acercarnos recogiendo los testimonios y las experiencias
personales de nuestros convecinos: hombres y mujeres mayores son la
memoria viva de un pasado que, aunque no muy lejano, nos recuerda
los modos, hábitos y relaciones de una sociedad tradicional hoy ya
desaparecida totalmente en nuestras comarcas. La presente
comunicación es el resultado de una recopilación de varios
testimonios orales de un grupo de personas afincadas en Ejulve,
quienes nos explicaron, hace ya algunos años, recuerdos de su niñez
que abarcaban aspectos muy diversos de la historia ejulvina entre los
años veinte y cincuenta del pasado sigloi.
El
amplio término municipal de Ejulve de aproximadamente unas 11.000
has. de superficie se halla situado, en su mayor parte, por encima
de los 1.000 metros de altitud y está surcado por numerosas vales
que es donde se sitúan las tierras cultivables que escasamente
superan el 10 % del términoii.
De la parte baja del núcleo urbano sale el denominado “Camino de
las Masías” que comunica la villa con una treintena de masías
situadas, la mayor parte de ellas, en la mitad sur de su territorio
hasta los límites con los municipios vecinos de Montoro,
Villarluengo y Las Cuevas. Desde la Edad Media en que se instauró
este modelo de repoblación en toda nuestra comarcaiii
hasta tan sólo hace unas décadas, numerosas familias obtuvieron su
sustento en estas explotaciones agrícolas y ganaderas donde se
desarrollaron unas formas de vida peculiares que diferenciaban entre
sí a los habitantes de la villa y los masoveros.
Muchos son los
aspectos de la vida cotidiana de los masoveros que hoy desconocemos
por los cambios sufridos durante la segunda mitad del pasado siglo y
que han trastocado de una forma irreversible aquella organización
sociofamiliar: la relación con sus vecinos más próximos, sus
historias, el ritmo natural de su trabajo diario, su propia visión
de los acontecimientos ocurridos en el pueblo, la endogamia entre
familias de diferentes masías, la relación entre los propietarios y
los medieros,. …
La
experiencia a la cual nos referimos en esta comunicación tuvo lugar
en las masías de Ejulve entre los años 30 y 40 del pasado siglo y
es recordada con cariño y nostalgia por quienes la vivieron
directamente. Se organizó y se llevó a cabo de una forma autónoma
por la voluntad de los masoveros que -desmintiendo, una vez más, una
cierta idea de insolidaridad e individualismo- fueron capaces de
organizar una escuela para la población infantil de las masíasiv,
facilitando su acceso a la cultura escrita en un entorno aislado,
superando la fatídica condena al analfabetismo al que estaban
destinados, pues la distancia a la villa (a unas tres horas de
promedio) no les permitía la asistencia diaria a la escuela local.
Mediada
la década de los 30 (las fechas de inicio son muy confusas pero
estarían situadas hacia 1934), los niños y niñas que vivían
diseminados por las masías de Ejulve tuvieron la posibilidad de
asistir a clase al margen de la escuela oficial que había en la
villav.
La experiencia fue interrumpida, como tantas otras, por el estallido
de la guerra civil y tras el conflicto se reinició de nuevo hasta
que las autoridades civiles y militares, en su lucha para erradicar
la constate presencia del maquis en estos territorios, hicieron
cerrar las masías en 1947 y trasladarse a los masoveros a la villavi,
momento en que aprovecharon varias familias para afincarse
definitivamente en el núcleo urbano o, simplemente, tras cerrar la
casa emprendieron el camino, sin retorno, de la emigración.
Los
alumnos.
Un
estudio del padrón de habitantes de Ejulve, fechado en diciembre de
1938, sobre datos de 1937, elaborado por las nuevas autoridades
locales franquistasvii
nos sirve para conocer las diferentes características de la
población residente y también, de forma detallada, la de los
habitantes que residían dispersos en las 29 masías censadasviii,.
Para aproximarnos con una cierta fiabilidad, al número de niños que pudieron hacer
uso de la escuela y su nivel de instrucción, hemos contabilizado los
habitantes en las masías entre 5 y 16 años y hemos analizado las
anotaciones que figuran sobre si saben leer y escribir (ver Cuadro
1, al final del texto) y su ocupación. Como resumen podemos
destacar los siguientes aspectos:
De estos 49
referidos, son 34 los que declaran saber leer y escribir, sumados
los otros cinco, de diferentes edades que, a pesar de manifestar que
no saben leer ni escribir, declaran sus padres que “van a la
escuela” el nivel de escolarización en esta franja de edad
abarca a un 80 %, de los inscritos en el censo.
A los 35
mencionados hay que restar los cuatro que viven alejados, en la
masada de El Cabezano, situada hacia el límite con el término de
Las Cuevas, que manifiestan no saber leer ni escribir y dos casos,
con 12 años, que tienen ocupación principal “sus labores”
y “labrador”.
Por último, cinco
fichas corresponden a otros tantos niños y niñas que residen en
masías alejadas del denominado “territorio de las Masías”:
Azcón, en el límite con el término Molinos, cuyos niños asistían
a la escuela de la villa y El Peirón y El Cerro en el camino y
límite con los términos de Montoro y Aliaga .
Concluyendo, podemos
fijar, aproximadamente, en unos 24 el número mínimo de alumnos que,
potencialmente, asistirían a las clases organizadas en las masías
de Ejulve, en el corte estadístico e 1938-39. Somos conscientes que
se trata de una estimación y que su número pudo ser variable de
unos años a otros, pero no debe tratarse de una cifra muy alejada de
la realidad pues en las apreciaciones de las alumnas entrevistadas
siempre nos han hablado de un número que superaba ampliamente la
veintena.
Los
maestros.
Parece
ser que la primera persona que impartió clases fue Dª
Mariana, en la masada de “El
Galán", por el año 1934, de
quien las personas entrevistadas no tienen recuerdos por ser
demasiado jóvenes y no haber asistido a la escuela en aquella época.
Posteriormente siguió dando clases en la masada de “Los
Baciones de Arriba” D.
Manuel,
el tío
Cerezas, apodo
con el que se le conocía en Ejulve, quien había recorrido
diferentes masías buscando ocupación, como nos dice una de la
personas entrevistadas, ...ya fuese de
pastor o jornalero y viendo que sabía letra y tenía capacidad lo
convencieron para que se quedase a dar clase a los hijos de los
masoveros que voluntariamente quisiéramos ir a la escuela. El
citado D. Manuel
cobraba una cantidad en metálico –ninguna de las personas
entrevistados recuerda el importe-, le proporcionaban manutención
diaria y habitación en una de las masías. El tío
Cerezas
es calificado por quienes fueron sus alumnos como un hombre bueno y
amable, que enseñaba mucho, pero muy severo en cuanto a la
disciplina escolar con el grupo de alumnos “...aunque
no castigaba mucho, si nos portábamos mal o enredábamos durante la
clase, solía perderse algún cachete que otro”,
también coinciden en señalar que tenía arranques de brusquedad
cuando le hacían enfadar “...normalmente
por no hacer bien las tareas o por despistarnos durante las
explicaciones que nos daba en las clases,.. éramos unos críos y
teníamos ganas de jugar cuando estábamos juntos”; por
el contrario también recuerdan cómo les preparaba, por sorpresa, un
suculento y consistente “:..ajo-arriero
con el que nos untaba unas buenas rebanadas de pan que nos comíamos
durante los recreos que hacíamos en la era”.
La
vida cotidiana, hasta en sus mínimas manifestaciones, quedó
afectada por el inicio de la Guerra Civil que estalló en plenas
vacaciones escolaresix.
Cuando en septiembre de 1936, el Comité local, de tendencia
cenetista, se propuso organizar la escuela en la villa, para iniciar
el nuevo curso escolar, varios de sus miembros le ofrecieron a D.
Manuel
la posibilidad de hacerse cargo de una de las clases pero, asustado
por los brutales acontecimientos en que se vio envuelta la vida de
los ejulvinos durante aquellos mesesx,
decidió marcharse de Ejulve sin que diese señales de vida ni
volviese a aparecer por el pueblo.
Una
vez terminado el conflictoxi,
se fue normalizando
lentamente
la recuperación de los servicios básicos y la escuela de la villa
volvió a activarse con el nombramiento y la progresiva
incorporación de nuevos maestrosxii.
Esta recuperación
de la actividad educativa también llegó a las masías cuyas
familias quisieron organizar de nuevo la “escuela”
que habían tenido antes de la Guerra.
Le
encargaron el cometido a Dª
Isabel Sobrevillaxiii,
quien
–según comentan las personas entrevistadas- no había podido
acabar la carrera de Magisterio como consecuencia de la Guerra,
aunque en ningún momento mencionan fuese como consecuencia de algún
tipo de represalia o depuración política de las que tan
directamente se vio afectado el cuerpo de Maestros . Doña
Isabel
, a quien recuerdan sus alumnos con un enorme cariño, era
“...joven,
con paciencia, con mucha vocación y muchas ganas de enseñarnos todo
lo que podían aprender en la escuela del pueblo ”
en la actualidad reside en Alcañiz y muy amablemente nos ha resumido
diferentes aspectos relacionados con su experiencia profesional en
las masías de Ejulve a lo largo de cuatro cursos escolares:
“En
el 42 me ofrecieron dar clases en las masías, donde estuve 4
temporadas. Yo daba clases en los “Baciones de Arriba” donde
vivía la familia Porcar con 6 hijos. El número de alumnos era de 30
a 35, la paga era solamente de 15 Ptas. cada uno, pero la comida no
me faltaba, porque las masías me daban patatas, pan, etc. Y
sobretodo matacía de sus cerdos (sobrante para todo el verano) de
cada año.
Al
finalizar el año 46, tuve que dejar las clases de las masías, pues
los chicos se hicieron mayores, y ya no podían asistir a clase por
la edad. Las clases que yo impartía eran dictados, problemas,
lectura , lecciones de la Enciclopedia Dalmau Carles, etc.”
Los alumnos de
entonces nos explicaron que las clases finalizaron cuando las masías
tuvieron que abandonarse para evitar los aprovisionamientos y refugio
de los maquis, aunque también es posible que, como dice Dª Isabel,
ya no había alumnos en edad escolar y la maestra se trasladó a la
capital bajoaragonesa (Alcañiz) donde contrajo matrimonio y regentó
durante décadas un comercio textil en una céntrica calle de la
localidad.
Organización
y contenidos.
Los
alumnos de entoncesxiv
recuerdan con especial agrado sus tiempos escolares. Nos cuentan
cómo acudían los niños desde las diferentes masías: ...de
La Solana, Las Monjas, Valdespada,... ¡hasta desde las masías
situadas junto al puente del Vado subían a las clases!, íbamos
andando, juntándonos por el camino y algunos teníamos que andar
una hora o más hasta la masada donde se hiciera la clase. Solo si
había nieve o llovía mucho dejábamos de acudir a la escuela.
Las
clases se impartieron primero en El
Galán y posteriormente en Los
Baciones, aunque también se debieron
dar clases en La Solana de Arriba,
donde en una de las viviendas, según cuenta una de las alumnas
entrevistadas, … había una pizarra
pintada sobre una de las paredes del patio de la entrada, que era muy
ancho.
Al
igual que en la escuela ordinaria de la villa, los alumnos estaban
organizados en dos grupos de edades, con la salvedad que mientras en
la escuela del pueblo –nos
dicen con una pícara sonrisa en los ojos – “...los
chicos y las chicas iban separados a dos escuelas diferentes, en las
masías íbamos todos juntos. La
necesidad y el pragmatismo nos enseña que en las masías de Ejulve,
en plena posguerra, la educación era mixta, avanzándose en varias
décadas a su generalización en el resto del Estado.
Los
pequeños - entre 6 y 10 años aproximadamente- iban a la escuela
durante las horas del día. El trabajo más importante era el de
aprender a leer y a escribir “...los
más mayores ayudaban también al maestro para enseñarnos a leer a
los más pequeños con unas cartillas que teníamos en la clase, allí
había también pizarrines y unos “clariones” para escribir y
copiar las letras y las palabras.
Recuerdan también que se llevaban merienda de casa “...un
trozo de pan con algo de conserva , magra, nueces alguna higa, o
cualquier cosa que nos apañaba la madre y al mediodía salíamos a
comer a la era de la masada”
donde recibían las clases. Momento de recreo y asueto en que,
olvidándose de las tareas escolares, aprovechaban para jugar en
grupo, “a pillar, al escondite, a las
tabas, a “jarrabentines”....
El
grupo de los mayores - de 11 a 14 años- iba a clase por la tarde ,
después de haber soltado los corderos o acabada cualquier otra de
las múltiples y diversas tareas que realizaban cotidianamente en su
masada. Empezaban la clase por la tarde y regresaban a su casa
bien entrada la noche cuando hacía buen tiempo. Los alumnos y
alumnas recuerdan momentos divertidos gracias a las ocurrencias de
los más atrevidos y también momentos de pánico “...por
las historias de miedo,.. sobre los maquis, o sobre cualquier otra
cosa que nos explicaban los más mayores, cuando volvíamos a casa
una vez que ya había anochecido ”.
En
cuanto a los conocimientos que impartían los
maestros-masoveros
respondían al temario tradicional de la época y abarcaban las
diferentes asignaturas: Aritmética, Lenguaje, Geografía, Historia
de España, Historia Sagrada... Nada tenían que envidiar a los
alumnos que iban a la escuela de la villa, ni en cuanto a los
contenidos ni en cuanto a la metodología empleada en la instrucción
escolar: ”...estudiábamos con
aquellas enciclopedias que nos pasábamos de un hermano a otro o
aprovechábamos la de un vecino o familiar, porque no era como ahora,
nuestros padres tenían pocos medios..., eran unos libros que tenían
todas las lecciones y
que teníamos que aprendernos de memoria.
No obstante estos niños y niñas masoveros estaban obligados a
asistir varios meses a la escuela del pueblo con las maestras y
maestros titulares “cuando nos
teníamos que preparar para recibir la Primera Comunión y teníamos
que aprender todas las oraciones, el Credo, el Yo Pecador,... todo el
catecismo y aprender a rezar el rosario”.
Como es sabido, la enseñanza de la doctrina cristiana impregnó y
fundamentó el sistema educativo del nuevo régimen franquista de
cuya influencia no podían escapar, evidentemente, los niños y niñas
escolarizados en las masías.
Un
cierto aire de superioridad que, en general, mostraban los
residentes en la villa hacia los masoveros también se reproducía de
forma acentuada en las relaciones infantiles, y esto es algo que las
personas entrevistadas no han olvidado a pesar de los años
transcurridos: una alumna de aquella época nos explicó cómo se
sabía el catecismo de 114 páginas de memoria: “fui
capaz de contestar de memoria a todas las preguntas que me hizo Mosén
Adolfo
xv,
pues
me molestaron mucho los comentarios de las otras chicas del pueblo
que se reían de nosotras y parecían despreciar lo que podíamos
saber "las masoveras"”.
Esta misma alumna, nos comentó –con cierto pesar- que se sintió
humillada durante los dos meses que asistió a la escuela en el
pueblo, ya que los pasó "..haciendo
todos los días la “ muestra” que me ponía la maestra, sin
aprender nada más, y las otras se reían de mí y puede que supiese
más que ellas pues a mí la escuela se me daba muy bien ";
parece ser que nadie quiso tener en cuenta todos los
conocimientos que había adquirido previamente en las clases
impartidas por Dª
Isabel en
la escuela de las masías.
El
curso escolar, se adaptaba al
calendario que marcaba el ritmo laboral de la masías: comenzaba,
aproximadamente, en septiembre a los inicios del otoño y podía
acabar pasado el mes de abril o a mitad de mayo, cuando las faenas
del campo hacía imprescindible la ayuda de aquellos muchachos y
muchachas a sus respectivas familias, pues no hemos de olvidar que en
la explotación de una masada todos los componentes de la familia
desarrollaban unas funciones claramente definidas y totalmente
necesarias para su sostenimiento.
*****
Sin profundizar
demasiado y sin pretensiones de exclusividad una comparación
generacional entre los habitantes de las masías de Ejulve muestra a
las claras la validez de la experiencia por los resultados obtenidos:
si un 80 % de niños y niñas masoveros entre 5 y 13 años estaban
escolarizados, según los datos aportados en el padrón estudiado,
las generaciones anteriores (mayores de 16 años) alcanzaban tan sólo
un 43 % de escolarización.
Han
pasado muchos años desde que estas personas asistían a la escuela
cerca de sus masías. Recuerdan con añoranza aquellos años, la vida
con su familia en un entorno que hoy les cuesta reconocer: casas
abandonadas y ruinas en muchos casos, campos yermos, pastizales
llenos de zarzas y aliagas, plantaciones de pinos que hacen extraño
el paisaje,.... Para ellos, lo que hemos contado hoy supuso la
única experiencia escolar de sus vidas, de la cual se muestran muy
agradecidos y orgullosos, ya que aquellos conocimientos escolares,
aprendidos en su entorno natural más inmediato, les han ayudado a la
hora de desenvolverse a lo largo de su vida cotidiana en un entorno
urbano –en muchos casos- pudiendo afrontar en mejores condiciones
los retos de una sociedad que superó muy tardíamente un
analfabetismo crónico, más acentuado aún en las zonas rurales de
nuestro país. Se muestran también agradecidos a sus padres “...por
haber sido capaces de organizar la escuela y también a los maestros
que en unas condiciones muy malas, hicieron todo lo que pudieron por
enseñarnos lo que necesitábamos para salir adelante”.
CUADRO
Nº 1: POBLACIÓN EN EDAD ESCOLAR (5
A 16 AÑOS) EN LAS MASÍAS DE EJULVE SEGÚN EL PADRÓN DE HABITANTES
DE 1938
MASÍA
|
APELLIDOS
|
NOMBRE
|
SEXO
|
EDAD
|
LEER
|
ESCRIBIR
|
OCUPACIÓN
|
La
Solana,nº 1 |
MILLÁN
PASCUAL |
Joaquín |
V
|
15
|
s
|
s
|
|
La
Solana,nº 5 |
PASCUAL
PASCUAL |
Venerada |
H
|
5
|
n
|
n
|
|
L
a Solana |
BETES
ORTIN |
Pilar |
H
|
9
|
|
|
|
L
a Solana |
BETES
ORTIN
|
Vicenta
|
H
|
12
|
s
|
s
|
|
L
a Solana
|
BETES
ORTIN
|
Carmen
|
H
|
15
|
s
|
s
|
|
La
Solana,nº 8 |
PASCUAL
MILLÁN |
Lina |
H
|
10
|
s
|
s
|
|
La
Solana,nº 8 |
PASCUAL
MILLÁN |
Joaquín |
V
|
12
|
s
|
s
|
labrador
|
La
Solana,nº 8 |
PASCUAL
MILLÁN |
Cristóbal |
V
|
15
|
s
|
s
|
labrador
|
La
Solana,nº 8 |
PASCUAL
MILLÁN |
Isidro |
V
|
16
|
s
|
s
|
labrador
|
La
Solana,nº 10 |
MOLINA
RUBIO |
Matías |
V
|
16
|
s
|
s
|
labrador
|
Azcón |
GASCÓN
PASCUAL |
Armelinda
|
H
|
6
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Azcón |
GASCÓN
PASCUAL |
Leoncio |
V
|
10
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
El
Galán |
MARTÍ
BUJ |
Palmira |
H
|
10
|
n
|
n
|
va
a la escuela
|
El
Galán |
MARTÍ
BUJ |
José |
V
|
8
|
n
|
n
|
va
a la escuela
|
Los
Frailes |
No
hay residentes en edad escolar
|
Barrancos |
GALINDO
PALOMO |
Crictobalina
|
H
|
14
|
s
|
s
|
sus
labores
|
Barrancos |
GALINDO
PALOMO |
Emilio |
V
|
9
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Pecino |
No
hay residentes en edad escolar
|
Chulilla |
No
hay residentes en edad escolar
|
Peiron |
PASCUAL
ESCORIHUELA |
Pabla |
H
|
8
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Peiron |
SANGÜESA
GRACIA |
Isabel
|
H
|
13
|
s
|
s
|
|
Val
de Espada |
BENITO
ESCUIN |
Pascuala |
H
|
6
|
n
|
n
|
va
a la escuela
|
Val
de Espada |
BENITO
ESCUIN |
Victoria |
H
|
9
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Los
Baciones |
PORCAR
CARCELLER |
Miguela
|
H
|
12
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Los
Baciones |
PORCAR
CARCELLER |
Silvano |
V
|
7
|
n
|
n
|
va
a la escuela
|
Los
Baciones |
PORCAR
CARCELLER |
José
|
V
|
9
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Los
Baciones |
PORCAR
CARCELLER |
Rafael
|
V
|
14
|
s
|
s
|
labrador
|
Val
Redonda (1) |
No
hay residentes en edad escolar
|
Val
Redonda (2) |
ORTÍN
BENITO |
Patrocinio
|
H
|
7
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Val
Redonda (2) |
ORTÍN
BENITO |
Carmen
|
H
|
8
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Val
Redonda (3) |
No
hay residentes en edad escolar
|
Los
Chiquicos |
AGUILAR
BALFAGÓN |
Palmira |
H
|
12
|
n
|
n
|
|
Los
Ordiales |
BENITO
PALOMO |
Joseina |
H
|
6
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Los
Ordiales |
BENITO
PALOMO |
Plácida
|
H
|
8
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Masía
Pocico |
LECHA
ORTÍN |
María
|
H
|
9
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
Masía
Capilla |
PASCUAL
ORTÍN |
Natividad
|
H
|
14
|
s
|
s
|
sus
labores
|
La
Viuda |
ORTÍN
GALVE |
Josefa |
H
|
11
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
La
Viuda |
ORTÍN
GALVE |
Emilio
|
V
|
9
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
La
Viuda |
ORTÍN
GALVE |
José
|
V
|
13
|
s
|
s
|
pastor
|
La
Viuda |
ORTÍN
GALVE |
Martín |
V
|
15
|
s
|
s
|
labrador
|
La
Viuda |
ORTÍN
GALVE |
Julio |
V
|
16
|
s
|
s
|
labrador
|
Los
Baciones (2) |
BETÉS
SANGÜESA |
Joaquina |
H
|
8
|
n
|
n
|
va
a la escuela
|
Los
Baciones (2) |
BETÉS
SANGÜESA |
Carmen
|
H
|
10
|
n
|
n
|
va
a la escuela
|
Los
Baciones (2) |
BETÉS
SANGÜESA |
María
|
H
|
12
|
s
|
s
|
sus
labores
|
Los
Baciones (2) |
BETÉS
SANGÜESA |
Ascensión |
H
|
16
|
s
|
s
|
sus
labores
|
Los
Baciones (2) |
BETÉS
SANGÜESA |
Manuel |
V
|
6
|
n
|
n
|
|
El
Cerro |
SANGÜESA
BETÉS |
Lourdes |
H
|
11
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
El
Cerro |
SANGÜESA
BETÉS |
Adoración |
H
|
12
|
s
|
s
|
va
a la escuela
|
El
Cerro |
SANGÜESA
BETÉS |
Julio
|
V
|
16
|
s
|
s
|
labrador
|
Las
Monjas |
No
hay residentes en edad escolar
|
Burriel |
No
hay residentes en edad escolar
|
Cabezano |
GASCÓN
BERNAT |
Carmen
|
H
|
7
|
n
|
n
|
|
Cabezano |
GASCÓN
BERNAT |
Ascensión |
H
|
9
|
n
|
n
|
|
Cabezano |
GASCÓN
BERNAT |
José |
V
|
5
|
n
|
n
|
|
Cabezano |
GASCÓN
BERNAT |
Pedro
Antonio |
V
|
10
|
n
|
n
|
|
Los
Baciones |
No
hay residentes en edad escolar
|
Val
de la Sabina |
GARCIA
FECED |
Domingo |
V
|
16
|
n
|
n
|
pastor
|
CUADRO
Nº 2: RELACIÓN
DE LAS 29 MASÍAS RECOGIDAS EN EL PADRÓN DE 1938 CON EL Nº DE
HABITANTES Y LOS NIÑOS ENTRE 5 Y 16 AÑOS)
Nº
HOJA
|
MASÍA
|
Nº
HAB.
|
5-16
AÑOS
|
202
|
Azcón |
5
|
2
|
230
|
Baciones
de Arriba, (Los) |
2
|
0
|
211
|
Baciones,
(Los) |
7
|
4
|
220
|
Baciones,
(Los) (2) |
10
|
5
|
205
|
Barrancos,
(Los) |
7
|
2
|
223
|
Burriel |
5
|
0
|
229
|
Cabezano,
(El) |
8
|
4
|
218
|
Capilla |
7
|
1
|
221
|
Cerro,
(El) |
8
|
3
|
215
|
Chiquicos,
(Los) |
5
|
1
|
208
|
Chulilla |
7
|
0
|
204
|
Frailes,
(Los) |
4
|
0
|
203
|
Galán,
(El) |
9
|
2
|
222
|
Monjas,
(Las) |
4
|
0
|
216
|
Ordiales,
(Los) |
7
|
2
|
206
|
Pecino,
(El) |
4
|
0
|
209
|
Peiron,
(El) |
7
|
2
|
217
|
Pocico,
(El) |
3
|
1
|
200
|
Solana,
(La) |
7
|
3
|
198
|
Solana,
(La) nº 1 |
3
|
1
|
201
|
Solana,
(La) nº 10 |
3
|
1
|
199
|
Solana,
(La) nº 5 |
6
|
1
|
200
|
Solana,
(La) nº 8 |
7
|
4
|
210
|
Val
de Espada |
7
|
2
|
233
|
Val
de la Sabina |
6
|
1
|
212
|
Val
Redonda (1) |
3
|
0
|
213
|
Val
Redonda (2) |
4
|
2
|
214
|
Val
Redonda (3) |
3
|
0
|
219
|
Viuda,
(La) |
6
|
5
|
|
|
164
|
49
|
NOTAS:
i
Una parte de estos testimonios fueron recogidos en la publicación
de la Asociación para el Desarrollo del Somontano Turolense en una
sección llamada “
La memoria de nuestros abuelos”, la
primera titulada
Coplas con motivo de la fiesta de la luz ....
sobre la llegada del alumbrado eléctrico el 27 de septiembre
de 1923 en ALBADA, nº 2, agosto de 1999, la segunda sobre
La
fiesta de San Antón en ALBADA, nº 3, diciembre de 1999 y
la tercera “
La enseñanza en las masías de Ejulve” en
ALBADA, nº 4. Agosto 2000 donde se recogía un resumen de la
presente comunicación
Datos obtenidos de
La comarca de Utrillas-Montalbán. Serie de
Estudios Monográficos, 2. Publicados por la Caja de Ahorros
Zaragoza, Aragón y Rioja en 1980.
iii
En los testamentos del matrimonio de Miguel Górriz y su mujer,
Magdalena, (1357-1360) dejaron un legado de más de 2.000 sdos.,
varios cahíces de trigo, ganado lanar, colmenas de ovejas, varios
campos y sendos censos
sobre dos masías una en Tronchón y la
otra en Ejulve, con casas azafranales, viñas, campos y
huertos. A.H.N. Sección Clero, caja 2918, pergamino 6.
No se trata de una
experiencia única ya que nos consta que en otras poblaciones
cercanas los masoveros tuvieron escuela y en algunos casos como en
Cantavieja, con edificio propio como el que todavía se conserva en
las masías conocidas con el nombre de La Solana. Arturo
Daudén: "Evocación, presente y futuro de la masía".
Audiovisual presentado en los Segundos Encuentros en el
Paraíso, organizados por el periodista Antón Castro.
Cantavieja del 29 de septiembre al 4 de octubre de 2004 y Cristina
Mallén “La mujer masovera” , comunicación
presentada en este mismo coloquio.
Existían dos
escuelas (aulas) de niñas y dos de niños. Según cuenta la
traición habían sido desdobladas gracias a D. Santiago Ariño,
ejulvino funcionario del Ministerio de Hacienda, con influencia en
la capital de la provincia y a quien se dedicó la calle que va
desde la Plaza del Ayuntamiento a la carretera.
vii
Domingo Azcón, alcalde y Pablo Temprado, teniente de alcalde, son
quienes firman la correspondencia de la época. Muchas de las fichas
del padrón están firmadas por Aurora Temprado, hija del teniente
de alcalde.
Según el padrón de
habitantes de 1938, en un total de 29 masías vivían 164 personas,
de las cuales 41 estaban comprendidas entre los 5 y los 14 años.
Los habitantes en la villa ascendían a 904 personas, aunque varias
familias no figuran o figuran incompletas por hallarse "en zona
roja". Fuente: Ayuntamiento de Ejulve.
ix
En la escuela del pueblo, ejercían como maestras de niñas Dª
Margarita Rivas y Dª María Abril y para las clases de los niños
D. Bernabé Blasco y D. Julio Rubio.
x
La instauración del Comité con la consiguiente pérdida de la
legalidad constitucional republicana acarreó la depuración de los
“
elementos reaccionarios” lo que acabó en el
ajusticiamiento de varias personas, por el simple hecho de ser de
derechas y con acusaciones que en algún caso -según la versión
de varios vecinos- estaban motivadas en diferencias personales y
ajustes de cuentas pendientes de épocas anteriores.
Ejulve fue tomado
por los Nacionales a finales de abril de 1938 tras varias semanas
de asedio. Entre los combatientes se produjeron varios centenares de
muertos durante aquellos días y en los siguientes en que siguió
el avance de las tropas franquistas, en jornadas de lluvia y viento,
hacia el sur dirección a Montoro y Villarluengo. El frente pasó
por el territorio ocupado por las masías que en aquellas fechas se
encontraban plenamente habitadas, pues allí se habían ido a
refugiar numerosas familias ante los ataques que había sufrido la
villa durante las semanas anteriores.
xiiMediado
el mes de mayo de 1938 Dª Margarita Rivas, maestra titular de una
de las clases de niñas en el momento de estallar la guerra se
dirigió al alcalde, Domingo Azcón, para hacerse cargo de la plaza
que regentaba
“...tan pronto V. crea está la vida ahí en las
condiciones de normalidad necesarias para poder yo empezar a ejercer
mis funciones como Maestra que soy de ese pueblo”. Pero no
será
hasta los meses posteriores al inicio del curso 1939-40 cuando
vuelvan a ejercer de nuevo, cuatro maestros: Dª Eusebia Morata, Dª
Mercedes Bea, D. Bernabé Blasco y D. Manuel Barcelo (¿?). Fuente:
Ayuntamiento de Ejulve. Correspondencia, 1938-1939.
xiii
Dª Isabel, hija de Paco Sobrevilla y de Consuelo Martín, nació
en Toulouse (Francia) donde fueron a vendimiar sus padres. Tras el
fallecimiento de su madre, padre e hija regresaron a Ejulve y según
nos cuenta
“...allí fui al colegio con Dña. Dolores Escuer
con ella hice los dos primeros años de bachiller (iba a examinar a
Teruel). Al finalizar el año 36, mi padre no tenía trabajo en el
pueblo, por lo que tuvimos que desplazarnos a Sabadell, donde vivía
una hermana de mi padre, allí terminé el bachillerato en
“Escolapios”. En los años 39 o 40 al terminar la guerra, yo
tenía ilusión en volver al pueblo, acordándome de mi casa, pues
sabía que había sido bombardeada, pero al estar en el suelo,
tuvimos que venderla. Un año tuve que ir al campo a segar y a lo
que venía”.
xiv
Quiero agradecer la amabilidad de
Victoria (de
Val de
Espada),
Lina y
Cristóbal (de
La Solana)
quienes, hace ya algunos años, se ofrecieron a explicarme sus
experiencias y compartir sus recuerdos sobre la peculiar vivencia
escolar que tuvieron de niños.
xv
Mosén Adolfo Lecina, cura párroco de Ejulve en los años
anteriores a la Guerra Civil y que se incorporó de nuevo a la
parroquia tras la finalización del conflicto.