Cuando
los ejércitos aliados liberaron Francia de la ocupación nazi, a lo
largo de 1944, y se evidenciaba que el resultado de la Segunda Guerra
Mundial se volvía definitivamente en contra de Hítler y sus
aliados, quienes había sido derrotados en la Guerra de España confiaban, esperanzados, con la próxima caída da Franco y la disulución de su régimen, tras la derrota de
Mussolini y Hítler en el escenario europeo. En ese contexto del
final de la Guerra Mundial, se trasladaría a España el movimiento
del “maquis” como un intento de desestabilizar el régimen
franquista mediante la organización de acciones de guerrilla,
siguiendo el ejemplo de la lucha que, muchos de sus componentes,
habían llevado a cabo en tierras francesas contra la ocupación
alemana en los años anteriores.
El
Partido Comunista de España, lideró la organización de diferentes
Agrupaciones Guerrilleras a lo largo del territorio del Estado,
siendo la de Levante y Aragón (AGLA) una de las mejores organizadas,
con presencia. entre 1946 y 1952, en una amplia zona que comprendía
las provincias de Castellón, Valencia, Tarragona, Cuenca y Teruel.
No voy a extenderme sobre el tema, hay suficiente bibliografía al
respecto de fácil consulta, pero entre las numerosas acciones
llevadas a cabo por los guerrilleros en nuestra provincia, alguna de
ellas en nuestro pueblo, hoy cabe señalar la que tuvo lugar el 17 de
febrero de 1948, hace exactamente 70 años, en los alrededores de
Ejulve.
El
coche de línea entre Alcorisa y Cantavieja, “El Caimán”,
circulaba por la carretera de Villarluengo y a la altura del
kilómetro 20, en una revuelta del Barranco de los Degollados, tuvo
que detenerse al encontrarse con un pino cruzado en la vía que
impedía su paso. La pareja de la Guardia Civil que escoltaba el
auto intentó impedir el asalto de los maquis y, según
explicó mi tío Juan Gascón a Antón Castro en 2005, “...a uno
lo redujeron de inmediato y el otro logró escapar y se metió en una
alcantarilla. Se llamaba Burguillos, veraneó aquí durante muchos
años aunque murió hace dos años, tuvo un juicio por “abandono de
servicio”, y al final le dieron la razón a él. Pero no quiso
volver porque era escribiente de una empresa y prefirió esa
tranquilidad. Además quedó herido de una pierna en el
enfrentamiento. También hirieron a una chavalica”.
Los maquis, desalojaron el cohe de línea y procedieron a prenderle fuego. Mientras esto ocurría, apareció Antonio Pérez Escorihuela con su vehículo particular viéndose envuelto directamente en la refriega. Antonio
era un hombre “afecto al régimen”, propietario de numerosas fincas y teniente de alcalde de
Villarluengo e iba acompañado del practicante de la localidad,
Antonio Conesa. Fue retenido por los asaltantes que se lo llevaron al
monte donde le dispararon varios tiros dejándole abandonado pensando que estaba muerto, tras
haberle dado el tiro de gracia. La
situación en que se encontró este hombre fue muy dramática puesto
que estaba gravemente herido, sin visión, al haberle saltado un
ojo con aquel último disparo, y a la intemperie de la fría noche
de invierno. Estuvo deambulando, desorientado, por el monte hasta
que fue hallado por una patrulla que estaba siguiendo la pista de los
“bandoleros” -término con el que el franquismo denominó a los
maquis- cuyos miembros lo reconocieron y le llamaron a gritos por su nombre, identificándose también, al ver que Antonio Pérez
intentaba huir, pensando que se trataba, de nuevo, de los
guerrilleros. Así pudieron llevarlo al pueblo donde le realizaron
las primeras curas de urgencias para ser trasladado posteriormente a
Zaragoza, donde estuvo ingresado en un hospital durante un
tiempo. Salvó la vida y según cuenta Jesús Calvo, en uno de sus
escritos, “...se jactaba de su suerte y poderío liándose
cigarros con billetes de veinticinco pesetas”. No sabemos en
estos momentos, si fue protagonista casual de lo sucedido al
encontrarse con el asalto al “Caimán”, o si cayó en una emboscada organizada por los maquis para atentar contra él por su condición de fiel servidor
del Régimen.
Esta
historia de los maquis y otras que ocurrieron en nuestra villa, como los
acontecimientos vividos en “La Solana”, el asesinato de Atanasio
Moliner Domingo, de la masada “Chulilla”, o la detención de una
veintena de ejulvinos por parte de la Guardia Civil, son otras tantas
de las muchas historias que oí contar en la barbería de mi padre,
allá por los años 60 del pasado siglo, entre afeitado y corte de
pelo de alguno de nuestros vecinos. “Una memoria difusa”, según
palabras del historiador José Ramón Villanueva, pero cuya
veracidad se ha ido confirmando a lo largo de los años con la
consulta de fuentes archivísticas y de varias lecturas sobre el
tema.
Fuentes:
LLANO BENEYTO,Rafael de : El llanto de los montes: Una novela sobre maquis, guardias civiles y la España en la que se enfrentaron a muerte. Ediciones de Buena Tinta, Madrid 2014.
SÁNCHEZ,
CERVELLÓ, Josep (ed.): Maquis:
el puño que golpeó el franquismo. La Agrupación Guerrillera de
Levante y Aragón (AGLA).
Flor del Viento, Barcelona, 2003.
YUSTA,
Mercedes: Guerrilla
y Resistencia campesina. La Resistencia armada contra el franquismo
en Aragón (1946-1952), Prensas
Universitarias, Zaragoza 2003.
YUSTA,
mercedes: La Guerra de los vencidos. El maquis
en el Maestrazgo turolense, 1940-1950.Institución
“Fernando El Católico”, DPZ, Zaragoza,1999