Escuela Pía de Daroca |
Como profesor enseñó
Gramática Latina, Retórica y Poética, destacando por su
capacidad para enseñar sus profundos conocimientos a sus alumnos.
La Provincia de Cataluña deseando unificar los estudios de los
neo-profesos catalanes pidió a la Provincia de Aragón un sacerdote
para enseñar Filosofía y Teología, para lo que fue elegido el
P. Brumós quien correspondió con creces a la confianza en él
depositada, impartiendo durante dos años Filosofía y dos más de
Teología en el colegio de la ciudad de Mataró. De vuelta a Aragón,
su labor pedagógica continuó como profesor de Filosofía en Daroca
(1779-1782) y de Teología en el colegio de Zaragoza (1782-1785).
El padre Enrique
Brumós destacó como predicador junto a otros ilustres escolapios
aragoneses de aquel final de siglo. En 1784 inauguró la Octava de
sermones de la Novena del Pilar en la
Basílica de la
capital aragonesa. Sabemos también que vino a predicar a Ejulve en
los años 1797 y 1798 durante los actos religiosos de la Cuaresma.
Escribió varias
obras sobre Filosofía y Teología, donde plasmó su vasta cultura y
sabiduría. Ejercicios de letras humanas con una oración de
Geographia, Zaragoza 1774; Francisci Jacquerii Institutiones
philosophicae, Valencia, 1782; De Religione ex universa
theologia at que ex ecclesiastica historia propositiones ad menten
divi Thomae Aq., Zaragoza, 1785.
Varios colegios
estuvieron bajo el rectorado de este insigne escolapio: el de
Valencia (1786-1787), el de Daroca (1789-1794), el de Barbastro
(1801-1804) y el de Alcañiz (1807-1814).
Durante el rectorado
en la capital bajoaragonesa le tocó vivir los sucesos de la guerra
de la Independencia contra los invasores franceses. Luchó por
mantener y salvaguardar el colegio durante los asedios y dominación
de las tropas napoleónicas, consiguiendo salvar numerosos objetos de
valor y el archivo aún a riesgo de poner en peligro su seguridad
personal. Logró, con tesón, reunir a los religiosos y poner en
funcionamiento el colegio alcañizano venciendo grandes dificultades
a pesar de su edad avanzada. Tras el conflicto fue relevado en su
rectorado y murió el 5 de abril de 1815 cuando contaba setenta y
dos años de edad.
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